Los que me conocen saben que aunque no es santo de mi devoción, leo casi todo lo que publica Arturo Pérez Reverte.
He de reconocer que este libro me ha sorprendido gratamente. Un estilo muy periodístico reseñando de forma casi noticiera los hechos, pero cansa. No se le ve su nihilismo (gracias Pablo Amez, sosia de Arturo Perez Reverte, con su palmo y medio más) casi que hasta el final, ni apenas su derrotismo...
Me sigo quedando con el Maestro de Esgrima y La sombra del Aguila....
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